Mi caos ordenado

¿Por qué la vida sigue? o "También las fuertes..."
Así, a lo Bradshaw me pasa hoy la vida.
Observo y experimento cosas que parecen ir por el mismo camino hacia el mismo lugar: "la vida continúa".
En un día como cualquiera, recibo un correo electrónico de un antiguo "intento de amor";"¿Cómo has estado? cuéntame qué has hecho de tu vida por favor". No es que él sea como mi "BIG", pero sí me movió el tapete verlo reintegrarse al "mundo de los vivos".
La vida sigue su curso siempre, sólo que a veces parece detenerse y querer regresar al pasado con detalles algo caprichosos. Y entonces, como Carrie, me pregunto: ¿por qué los hombres vuelven en el momento menos oportuno a nuestras vidas? Luego de una pérdida, durante algún proceso de duelo o en plena crisis existencial.
Un amigo me comentó que aquellos ex- amores que regresan, lo hacen por una mezcla de nostalgia y de no tener algo más al alcance para espantar la soledad. Él como hombre lo dice y a mí no me queda otra que creerle. En realidad no es algo muy diferente a lo que sucede con nosotras las mujeres. Tal vez la diferencia radique en la importancia que cada uno le dé a la soledad y a la nostalgia, o lo que estemos dispuestos a hacer, ya sea dejando esas intenciones en el área de lo platónico o tomando cartas en el asunto.
Aún así, ante la reiterada insistencia por saber, llega de manera ineludible la pregunta "¿y qué estará buscando?". Es cierto, no es un mito que las féminas somos muy dadas a crearnos telenovelas mentales con respecto a los hombres que conocemos y nos atraen. Tampoco es mentira que muchos hombres dedican gran parte de su tiempo, de manera consciente o aparentemente inconsciente, a destruir esas telenovelas mentales, dejando a las autoras totalmente fulminadas y, en el peor de los casos, tan tocadas que dejan de creer en las buenas intenciones de los representantes del sexo opuesto.
Muchas de "las fuertes" caen en ese rubro. Mujeres que en el interior son mucho más vulnerables de lo aparente; Las que, al ver su telenovela destrozada, sienten que todo lo demás que vale se va con ella. Su fortaleza, según la fama que se les ha adjudicado, parece ser ubicada por el resto en el lugar incorrecto. Me parece que la verdadera fuerza de esas mujeres autoras de fantasías (que algunos han calificado de manera superficial como "las que aman demasiado"), no está en lo que sucede cuando se abren a la posibilidad de una nueva historia. Su fortaleza está ubicada en la manera en la que enfrentan los momentos subsecuentes a la fulminación sus fantasías; Si se dejan morir o eventualmente se sacuden el polvo de la ropa, se levantan y siguen caminando, aunque sea fingiendo que nadie las vió caer.
Esas mujeres fuertes parecen generar cierto grado de temor al varón común. Son un reto, no hay manera de controlarlas. Las amenazas, los chantajes, no sirven como herramientas de dominación, "ya no las hacen como antes". La lucha de poderes, el parecer que siempre tienen la razón, actuar como si fueran infalibles y no necesitaran a nadie, son los peores elementos para contar en el palmarez personal dentro de las expectativas masculinas.
El ideal parece ser esa muñequita joven y frágil; alegre, ingenua, sumisa y sincera que parece adoptar todo como algo nuevo y una ley no escrita bajo la guía siempre sabia del varón. Esa mezcla de Sara García con Jessica Rabbit: maternal y hacendosa, pero fuerte a la hora de los momentos difíciles; estóica pero tierna. Deliciosa y fogosa amante, pero elegante y discreta a los ojos ajenos ¡Demonios! no es un personaje sencillo.
Y son esas, las que se alejan de dicha pintura casi gótica, las que se vuelven unas exiliadas. Para algunas significa más dolor que para otras, sin embargo, no se puede negar que siempre hace falta esa ternura, ese cuidado y el cálido abrazo protector que parece decir: "Nada es tan terrible, yo estoy aquí".
Sí señores, también las fuertes lo necesitan.
INCISO 2 (volviendo a los "muertos vivientes")
Parece que la teoría de mi amigo no es del todo efectiva o alguien está ocultando información. En esta ocasión, el "revivido" es padre de una niña de dos años (no parece haber perdido el tiempo después de dejarnos de ver. A penas 4 meses después, ya parecía estarse "curando" en otra cama) y vive en unión libre con la mamá de la niña "con la intención de que funcione para poder dar ese terriblemente difícil paso " (cita textual) imagino que se refiere al matrimonio.
Es chistoso constatar qué tanto les afecta a los hombres la presión social y los "debes de". Llega una etapa en la vida de los solteros varones en que, tengan o no "contra quien", deciden que van a casarse y comenzar a formar una familia porque, al parecer "ya es tiempo" y es lo que se espera de ellos ¿Será verdad que son incapaces de estar solos?
En ese mismo correo, él me confiesa "quizas nunca te lo habia dicho pero tu eres una de las mujeres que mas admiro, en el sentido de fortaleza e independencia". En efecto, en su momento nunca lo dijo, sólo se limitaba a hacer citas que a veces cumplía y otras no; de soltar ambigüedades y pedir tiempo para definir lo que sentía.
Una noche antes de cargar con todas mis cosas y volver a la "patria paterna", llegó el primer beso y las caricias "¿por qué hasta ahora?" me preguntó, sólo que hoy no estoy segura si ese cuestionamiento me lo formulaba a mí o a él mismo.
Luego de algunos años aparece solicitando detalles y comentando los suyos. Como siempre, no sé exactamente qué busca, pero sí tengo claro lo que yo puedo ofrecer. No pienso complicarme la existencia y pongo sobre la mesa una amistad. La duda que me asalta es si eso es posible en este mundo. Remata el correo diciendo "Me da mucho gusto haber contactado de nuevo contigo. No te pierdas, yo sí te quiero". Ésto último como respuesta-reclamo a la línea de despedida en un correo mío anterior al suyo: "sabes que te aprecio mucho".
Me protejo. Mi madre dice que tengo una "personalidad evitativa", palabras técnicas para explicar el actuar de los que nos echamos una coraza encima para evitar sentir decepción. La gente jura que soy fuerte, para algunos digna de admiración, lejana admiración. Es posible que sea más fuerte de lo que me gusta reconocer. Lo cierto es que sí, la vida sigue aunque a veces los "fuertes" no queramos y deseemos bajarnos, por lo menos un ratito, para hacer tierra y respirar... Y es en estos momentos, cuando enfrentamos en soledad semejantes historias personales, cuando una se pregunta ¿por qué ese abrazo no llega ahora que lo necesito? En los brazos que tenga que llegar pero ¿por qué no ahora que tanta falta me hace?
Observo y experimento cosas que parecen ir por el mismo camino hacia el mismo lugar: "la vida continúa".
En un día como cualquiera, recibo un correo electrónico de un antiguo "intento de amor";"¿Cómo has estado? cuéntame qué has hecho de tu vida por favor". No es que él sea como mi "BIG", pero sí me movió el tapete verlo reintegrarse al "mundo de los vivos".
La vida sigue su curso siempre, sólo que a veces parece detenerse y querer regresar al pasado con detalles algo caprichosos. Y entonces, como Carrie, me pregunto: ¿por qué los hombres vuelven en el momento menos oportuno a nuestras vidas? Luego de una pérdida, durante algún proceso de duelo o en plena crisis existencial.
Un amigo me comentó que aquellos ex- amores que regresan, lo hacen por una mezcla de nostalgia y de no tener algo más al alcance para espantar la soledad. Él como hombre lo dice y a mí no me queda otra que creerle. En realidad no es algo muy diferente a lo que sucede con nosotras las mujeres. Tal vez la diferencia radique en la importancia que cada uno le dé a la soledad y a la nostalgia, o lo que estemos dispuestos a hacer, ya sea dejando esas intenciones en el área de lo platónico o tomando cartas en el asunto.
Aún así, ante la reiterada insistencia por saber, llega de manera ineludible la pregunta "¿y qué estará buscando?". Es cierto, no es un mito que las féminas somos muy dadas a crearnos telenovelas mentales con respecto a los hombres que conocemos y nos atraen. Tampoco es mentira que muchos hombres dedican gran parte de su tiempo, de manera consciente o aparentemente inconsciente, a destruir esas telenovelas mentales, dejando a las autoras totalmente fulminadas y, en el peor de los casos, tan tocadas que dejan de creer en las buenas intenciones de los representantes del sexo opuesto.
Muchas de "las fuertes" caen en ese rubro. Mujeres que en el interior son mucho más vulnerables de lo aparente; Las que, al ver su telenovela destrozada, sienten que todo lo demás que vale se va con ella. Su fortaleza, según la fama que se les ha adjudicado, parece ser ubicada por el resto en el lugar incorrecto. Me parece que la verdadera fuerza de esas mujeres autoras de fantasías (que algunos han calificado de manera superficial como "las que aman demasiado"), no está en lo que sucede cuando se abren a la posibilidad de una nueva historia. Su fortaleza está ubicada en la manera en la que enfrentan los momentos subsecuentes a la fulminación sus fantasías; Si se dejan morir o eventualmente se sacuden el polvo de la ropa, se levantan y siguen caminando, aunque sea fingiendo que nadie las vió caer.
Esas mujeres fuertes parecen generar cierto grado de temor al varón común. Son un reto, no hay manera de controlarlas. Las amenazas, los chantajes, no sirven como herramientas de dominación, "ya no las hacen como antes". La lucha de poderes, el parecer que siempre tienen la razón, actuar como si fueran infalibles y no necesitaran a nadie, son los peores elementos para contar en el palmarez personal dentro de las expectativas masculinas.
El ideal parece ser esa muñequita joven y frágil; alegre, ingenua, sumisa y sincera que parece adoptar todo como algo nuevo y una ley no escrita bajo la guía siempre sabia del varón. Esa mezcla de Sara García con Jessica Rabbit: maternal y hacendosa, pero fuerte a la hora de los momentos difíciles; estóica pero tierna. Deliciosa y fogosa amante, pero elegante y discreta a los ojos ajenos ¡Demonios! no es un personaje sencillo.
Y son esas, las que se alejan de dicha pintura casi gótica, las que se vuelven unas exiliadas. Para algunas significa más dolor que para otras, sin embargo, no se puede negar que siempre hace falta esa ternura, ese cuidado y el cálido abrazo protector que parece decir: "Nada es tan terrible, yo estoy aquí".
Sí señores, también las fuertes lo necesitan.
INCISO 2 (volviendo a los "muertos vivientes")
Parece que la teoría de mi amigo no es del todo efectiva o alguien está ocultando información. En esta ocasión, el "revivido" es padre de una niña de dos años (no parece haber perdido el tiempo después de dejarnos de ver. A penas 4 meses después, ya parecía estarse "curando" en otra cama) y vive en unión libre con la mamá de la niña "con la intención de que funcione para poder dar ese terriblemente difícil paso " (cita textual) imagino que se refiere al matrimonio.
Es chistoso constatar qué tanto les afecta a los hombres la presión social y los "debes de". Llega una etapa en la vida de los solteros varones en que, tengan o no "contra quien", deciden que van a casarse y comenzar a formar una familia porque, al parecer "ya es tiempo" y es lo que se espera de ellos ¿Será verdad que son incapaces de estar solos?
En ese mismo correo, él me confiesa "quizas nunca te lo habia dicho pero tu eres una de las mujeres que mas admiro, en el sentido de fortaleza e independencia". En efecto, en su momento nunca lo dijo, sólo se limitaba a hacer citas que a veces cumplía y otras no; de soltar ambigüedades y pedir tiempo para definir lo que sentía.
Una noche antes de cargar con todas mis cosas y volver a la "patria paterna", llegó el primer beso y las caricias "¿por qué hasta ahora?" me preguntó, sólo que hoy no estoy segura si ese cuestionamiento me lo formulaba a mí o a él mismo.
Luego de algunos años aparece solicitando detalles y comentando los suyos. Como siempre, no sé exactamente qué busca, pero sí tengo claro lo que yo puedo ofrecer. No pienso complicarme la existencia y pongo sobre la mesa una amistad. La duda que me asalta es si eso es posible en este mundo. Remata el correo diciendo "Me da mucho gusto haber contactado de nuevo contigo. No te pierdas, yo sí te quiero". Ésto último como respuesta-reclamo a la línea de despedida en un correo mío anterior al suyo: "sabes que te aprecio mucho".
Me protejo. Mi madre dice que tengo una "personalidad evitativa", palabras técnicas para explicar el actuar de los que nos echamos una coraza encima para evitar sentir decepción. La gente jura que soy fuerte, para algunos digna de admiración, lejana admiración. Es posible que sea más fuerte de lo que me gusta reconocer. Lo cierto es que sí, la vida sigue aunque a veces los "fuertes" no queramos y deseemos bajarnos, por lo menos un ratito, para hacer tierra y respirar... Y es en estos momentos, cuando enfrentamos en soledad semejantes historias personales, cuando una se pregunta ¿por qué ese abrazo no llega ahora que lo necesito? En los brazos que tenga que llegar pero ¿por qué no ahora que tanta falta me hace?
Así es, "También las fuertes..."
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 Señales de humo:
Que cosasssss!!!!
Saludos y muchos besos y abrazos!!!
Auch, auch , usted sabe porque me pega la entrada, creo que asi es esto, a nosotros no se nos olvida, ellos se van, hacen deshacen y regresan solo por una confirmación ajena de su influencia emocional y nada mas uno cae tantito y pas! Te madrean de nuevo, es una fortuna que las mujeres seamos lineales: una vez que olvidas no regresas, problemacuando queda un pedacito de recuerdo, entonces... nos perdemos
Sabes cuanto y como, te quiero!!
La Sub conocedora de este msimo tema
Besos
PS tengo una propuesta indecorosa que hacerte
Aquí también llego para enviarte un beso y un abrazo. :p
Publicar un comentario