Decía el filósofo griego, Diógenes: "Mientras más conozco a la gente, más quiero a mi perro" y no puedo estar más de acuerdo. Estos últimos días he sido testigo de actos de locura extrema, de violencia, de cinismo, de intolerancia, de abuso, de falta de respeto y en todos ellos me ha tocado estar presente e indignada, nadie me los contó. En todos con excepción de uno, éste que les presento ahora y que me dejó no sólo impactada, sino también tremendamente dolida porque precisamente la HUMANIDAD está en peligro de extinción, cada día más. Me siento muy decepcionada y triste, una reacción así debería ser impensable.

Estoy de luto.

Se llamaban Cristina y Violeta y se ahogaron cuando jugaban después de pasar la mañana pidiendo limosna en Torregaveta, una punta de playa en ninguna parte del sur de Italia.
Las fotos muestran sus jóvenes cadáveres de quince y dieciséis años en la arena, cubiertos apenas por un par de toallas ante el desinterés de quienes habían ido a la playa a pasarla bien y no a pensar en los demás, que es cosa de otros, y siguieron tomando el sol y comiendo y viviendo como si nada.

Tal vez la apatía se debió a que las muchachas eran romaníes o gitanas de las que hacían collares y anillos blancos con el corazón de la luna del país de Federico García Lorca pero son consideradas como delincuentes en la nación que inventó el derecho. Las muertes no le importaron a nadie.

Lo anterior es parte de un artículo cuyo link encontré enla página de la BBC. Entre las opiniones de los lectores, muchos opinaron "a la defensiva", que lo escrito ahí propiciaba aún más el racismo y la división; que no era posible juzgar la imagen simplemente sin conocer el contexto de la misma. Es muy difícil dejar de reconocer que hay dos cuerpos tendidos en la arena y una pareja de "personas", platicando como si nada y sin dirigirles siquiera la mirada. Es muy dura esa imagen, se interprete como se interprete. Si queremos pensar que ellos descubrieron los cuerpos y estaban esperando la llegada de las autoridades, aún así, es desgarrador el lenguaje corporal de esa pareja que demuestra el grado de desinterés, frialdad y desapego que se va impregnando en la sociedad mundial, cuando lo que impera es "ser tú", "hacer lo que quieras", "atreverse", "ser feliz", "tener, comer y usar lo mejor", "ser exitoso o incluso famoso". Es de terrible, tal vez porque yo nunca he tenido que toparme con los cadáveres de dos niñas mientras vacaciono tranquilamente en la playa. Me ha tocado enfrentar otro tipo de experiencias y por lo mismo sé, que yo no sería capaz de sentarme a platicar mientras dos niñas que perdieron la vida en medio de juegos, yacen a unos metros de mí.