Mi caos ordenado

Pero me callo
Sé que hay muchas cosas que quisieras y no puedes decir. En ocasiones no es necesario escucharte; sólo basta mirar tus ojos o, incluso, observarte con mucho más detalle. Basta con mirar tu postura, cómo arrugas la frente, si tu espalda se pone rígida o aparecen esas pequeñas líneas junto a tus ojos para saber lo que te pasa, pero me callo.
A veces lo adivino aunque no estés aquí. Si oigo un ligero temblor en tu voz al teléfono o es sólo silencio lo sé, pero me callo.
No estás aquí y por eso quisiera tomar tu cara entre mis manos y hundir mi mirada en tus ojos, buscar esa luz que vive ahí, esa energía. Cuando no la encuentro quisiera regalarte la mía, dejar que mis dedos jueguen con tu pelo mientras me acerco a besarte en la mejilla.
No estás aquí y por eso, quisiera abrazarte fuerte para hacerte sentir más fuerte y menos solo, besar tus labios y decirte que te adoro. Me muero por verte, por tocarte, por oirte, por sentirte, pero me callo.
A veces lo adivino aunque no estés aquí. Si oigo un ligero temblor en tu voz al teléfono o es sólo silencio lo sé, pero me callo.
No estás aquí y por eso quisiera tomar tu cara entre mis manos y hundir mi mirada en tus ojos, buscar esa luz que vive ahí, esa energía. Cuando no la encuentro quisiera regalarte la mía, dejar que mis dedos jueguen con tu pelo mientras me acerco a besarte en la mejilla.
No estás aquí y por eso, quisiera abrazarte fuerte para hacerte sentir más fuerte y menos solo, besar tus labios y decirte que te adoro. Me muero por verte, por tocarte, por oirte, por sentirte, pero me callo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 Señales de humo:
Publicar un comentario